Las ampollas son un problema común que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Ya sea por el roce de un nuevo par de zapatos (a veces, es triste estrenar), la fricción durante una actividad física o una quemadura leve, las ampollas son dolorosas e incómodas.


Pero que no te detengan. Con las técnicas adecuadas, puedes aliviar el dolor y acelerar el proceso de curación. En este artículo, exploraremos qué es una ampolla, cómo se forma, cómo prevenirla y las mejores formas de cuidar y sanarlas.


¿Qué es una ampolla?


Una ampolla es una bolsa llena de líquido que se forma debajo de la piel. Estas bolsas se desarrollan como una respuesta protectora del cuerpo ante lesiones o fricción en la piel. El líquido dentro de una ampolla generalmente es un suero claro que actúa como un amortiguador natural, protegiendo las capas más profundas de la piel de daños adicionales.


Aunque son una respuesta natural del cuerpo a la fricción y la presión, a veces, pueden infectarse si no se cuidan adecuadamente.


¿Cómo se forma una ampolla?


Las ampollas se forman principalmente debido a la fricción constante entre la piel y una superficie dura o áspera.


En el Camino de Santiago, que es un conjunto de rutas de senderismo, las ampollas suelen formarse en la planta del pie o en el área donde comienzan los dedos. Generalmente se forman por la sudoración y la fricción.



Cómo prevenir las ampollas


La prevención es clave cuando se trata de ampollas. Aquí hay algunas estrategias para evitar que se formen:


1. Usa zapatos adecuados: Asegúrate de que tus zapatos sean cómodos, adecuados para la actividad que estás realizando y que no te queden demasiado ajustados. Si estás por hacer tu Camino de Santiago o tienes alguna experiencia de senderismo, caminata o montañismo cercana, te recomendamos ampliamente que no estrenes tus tenis o botas en ese momento. Úsalas antes, descubre si te quedan bien y acostúmbrate a ese par.


2. Mantén los pies secos: La humedad puede aumentar el riesgo de ampollas. Usa calcetines absorbentes y cambia los calcetines y los zapatos si tus pies están sudorosos. Te recomendamos usar calcetines sin costuras y con mayor soporte. Después de unas horas caminando, y dependiendo del clima, descálzate, deja que se sequen y cámbiate el par de calcetines si sigue húmedo.


3. Aplica cremas o polvos: Aplicar una fina capa de vaselina o polvos absorbentes en áreas propensas a la fricción, puede ayudar a reducirla y prevenir la formación de ampollas.


Cómo cuidar de las ampollas


Si a pesar de tus esfuerzos, te sale una ampolla, ¡no te preocupes! Hay muchos trucos para cuidar de ellas sin que se compliquen. Aquí te contamos cómo acelerar el proceso de curación y qué pasos seguir para cuidarlas sin tener que ir con un profesional.


Los pasos que te daremos es para que puedas seguir caminando. Si el dolor es muy grande y la ampolla está infectado, o si de plano se reventó y ya es una herida, busca ayuda profesional. A lo largo del Camino de Santiago, hay muchas clínicas en las que te pueden ayudar. También hay muchas farmacias para que compres todo lo necesario para el cuidado.


1. Lávate las manos: Antes de tocar una ampolla, asegúrate de lavar tus manos con agua y jabón para prevenir infecciones. Si estás en el Camino o en una ruta de senderismo, usa antibacterial.


2. Identifica la ampolla y evalúala: si todavía no es una ampolla protuberante y con líquido, descansa, cambia los calcetines y ponte un apósito para reducir la fricción. Si ya es una ampolla hecha y derecha, sigue estos pasos…


3. No aprietes la ampolla: Aunque pueda ser tentador, no debes reventar la ampolla. La piel sobre la ampolla actúa como una barrera protectora y ayuda en la cicatrización. Si la ampolla se rompe accidentalmente, lávala suavemente con agua y jabón y aplica una pomada antibacteriana.


4. Decide si puedes seguir caminando con ella o si la drenas: si estás en una ruta de senderismo y tu ampolla no es muy grande, te recomendamos que la limpies y protejas, pero que no la drenes. Si es muy grande y dolorosa, y debes seguir caminando, te recomendamos drenarla. Si puedes esperar al final de tu etapa para hacerlo y luego descansar, es lo mejor.


5. Drena la ampolla: es la parte más compleja, pero es lo que se debe hacer si quieres seguir con tu Camino. Para drenarla, primero limpia y seca la zona, luego usa una aguja estéril para pincharla. Espera a que salga el líquido de la ampolla. Algunos especialistas recomiendan no drenarla por completo, pues la ampolla protege la piel. Con el drenaje, permitimos que siga cuidando a las capas internas de la piel de la fricción, pero reduciendo el riesgo de tronarla.


6. Limpia y protege: para evitar infecciones, lo siguiente limpiar, secar y aplicar una crema contra proliferación bacteriana como la clorhexidina. Después debes cubrirla con un apósito sin adhesivos ni elásticos. Un apósito que sirva como segunda piel.


7. Revisa y sigue cuidando: si todo marcha bien, la ampolla debería mantenerse limpia y sin infecciones. No se recomienda revisarla a cada rato al menos que cause molestias. Si volvió a llenarse hay que drenarla con mucho cuidado, limpiarla y cubrirla. Si tu ampolla está enrojecida, inflamada o con pus, busca atención médica. Pudo haberse infectado.


8. Toma analgésicos: si la ampolla está bien, pero sigue doliendo, puedes tomar analgésicos como ibuprofeno para tranquilizar el dolor.


9. Deja que sane: prosigue con el cuidado y la revisión. Las ampollas generalmente sanan por sí solas en unos pocos días. Si estás en el Camino será más difícil porque seguirás caminando todos los días. Por eso es tan importante que aproveches los momentos de descanso y que no uses calcetines cuando se haya acabado tu etapa.



Sin dolor no hay gloria, dice una de las frases del Camino. Y es cierto, pero tampoco debe ser una regla general. Cuidar de las ampollas y su evolución es una de las tareas más comunes entre los Peregrinos.


Sabemos de muchas personas que tuvieron que terminar su Camino sin llegar a Santiago por una ampolla, así que mucha atención y cuidado. Si notas signos de infección es importante buscar atención médica para un tratamiento adecuado.


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¡Buen Camino, Peregrinos!