El Camino de Santiago es una peregrinación centenaria que atrae cada año a miles de personas de todo el mundo. Ya seas un principiante o un peregrino experimentado, el Camino te espera. ¡El Camino es para todos!


Prepararte para esta aventura puede ser muy emocionante, o muy desalentador si no tienes la información completa. En este artículo, repasaremos algunos consejos y recomendaciones sobre tu preparación para convertirte en Peregrino. Nos vamos a centrar en el cuidado de las rodillas, una de las partes del cuerpo que más nos pueden doler.


En primer lugar, es importante recordar que el Camino es un desafío físico. Debes estar en buena forma para completarlo. No nos referimos a que recorras maratones ni a que seas un ironman, pero sí a que estés acostumbrado o acostumbrada al ejercicio físico.


Es común ver a personas muy capaces en el Camino. Se nota que entrenan. También es normal ver a Peregrinos que tienen otro nivel físico. Hay de todo. Los consejos que te vamos a dar es para que estés listo para la aventura y cuides de tu cuerpo a lo largo de toda la ruta.


Consejos para el Camino de Santiago


  • La preparación es de meses


En cuanto tengas una fecha para tu Camino, comienza a entrenar. El chiste es que te acostumbres a recorrer cierta cantidad de kilómetros diaria. Entrena de forma gradual. Si no caminas mucho, no esperes recorrer 10 o 15 kilómetros en el primer día.


Este ejercicio es para que te familiarices con las caminatas. Dedícale, por lo menos, una hora diaria. Cuando estés más cerca de la fecha, comienza a dedicar fines de semana a hacer simulaciones del Camino que recorrerás. Busca un lugar para hacer senderismo, define una distancia larga y recórrela. Es una probadita de lo que será tu experiencia.


  • Camina con mochila


Esto es clave. Toma tu mochila, llénala con lo que llevarías al Camino… y camina. Es muy diferente entrenar con algo en la espalda. Con estos ejercicios te acostumbrarás al peso y al equilibrio. Recuerda que tu mochila no puede pesar más del diez por ciento de lo que tú pesas.


  • Consigue el calzado adecuado


Este consejo es vital. Debes encontrar las botas, los tenis, o el calzado ideal. Recuerda revisar cómo es la ruta que caminarás para saber si hay piedras, lodo, grava, etcétera. El Camino cambia bastante. Después de todo son más de 100 kilómetros.


No estrenes tus zapatos en el Camino. Úsalos desde antes para que descubras si realmente son cómodos y si se adaptan a lo que necesitas.


Es vital que, aparte del calzado con el que caminarás, lleves un par de sandalias para que tus pies descansen por lapsos durante tu jornada.


  • Cuida tus rodillas


Hay varias partes del cuerpo que serán clave y protagonistas a lo largo del Camino. Una de estas partes son las rodillas. Las constantes subidas y bajadas de las colinas, así como el terreno irregular, pueden ejercer mucha presión sobre ellas.


Para prevenir lesiones y hacer que el viaje sea más cómodo:


Fortalece los músculos de tus piernas: así el esfuerzo no se concentrará en las rodillas. Trabaja tus piernas con ejercicios como sentadillas, saltos y levantamientos de pesas con pantorrillas.


Estírate regularmente: El estiramiento regular de piernas, caderas y zona lumbar ayuda a mejorar tu flexibilidad. De nueva cuenta, este ejercicio desconcentra el esfuerzo en la rodilla.


  • Descansa adecuadamente


Lo sabemos. Estás con la emoción al tope porque vas al Camino y te pones a entrenar con locura, pero… Escucha a tu cuerpo, no entrenes de más. El descanso es parte importantísima de la estrategia para mejorar tu condición física y para prevenir que nos lastimemos. Es en esto momento en el que nuestro cuerpo se cura y recupera.


Estos son apenas unos cuantos consejos de los miles que te podemos dar. Próximamente compartiremos más contenido. Así, cuando llegues a tu Camino, solo tendrás que enfocarte en su belleza.


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¡Buen Camino, Peregrino!